literature

Los antiguos

Deviation Actions

Published:
280 Views

Literature Text

                                                                   Los antiguos

Siempre me a parecido interesante el hecho que existan preguntas que nunca podremos responder. Y creo que es precisamente la falta de una respuesta lo que nos provoca temor desde tiempos inmemorables. Una de estas preguntas es: ¿Qué hay después de la muerte? Es natural sentir miedo cuando uno está consciente de la muerte. Pero ese no es mi caso. No me provoca temor porque creo que es simplemente una nada absoluta, es decir, que no existe ni la consciencia y por lo tanto no puede existir sufrimiento alguno. Sin embargo hay algo a lo que le tengo miedo realmente.

Desde que tengo memoria eh tenido sueños extraños, sueños que incluso con un gran vocabulario me costaría describir. A pesar de que dichos sueños rayan en lo bizarro las experiencias y sensaciones son tan reales y nítidas que en momentos de reflexión introspectiva me atrevo a pensar en la idea de que mi vida diaria sea una alucinación y que aquellos lugares innombrables en los que me encuentro en mis sueños más fantásticos es donde existo realmente.

Algunas veces sueño que me encuentro en un vacio oscuro donde de pronto aparecen nubes de luz de diversos colores y desaparecen tan pronto como aparecen. Otras veces estoy en algún templo muy antiguo el cual tiene sus paredes adornadas con jeroglíficos en los que aparecen creaturas antropomórficas con rasgos de otras especies, principalmente humanos con cabezas y extremidades de reptiles o algún tipo de creatura marina. Aunque me encuentro completamente desorientado en dichos lugares siempre puedo navegar por ellos libremente porque en esos sueños no me encuentro con forma física sino que soy simplemente una entidad de energía que no está impedida por paredes, gravedad y demás aspectos terrenales. En todos aquellos sueños las emociones que me envolvían eran de admiración, asombro y curiosidad. Pero a partir de cierto suceso extraño, que ocurrió mientras dormía y soñaba en una fría noche de octubre, que aquellos indescriptibles viajes de utopía se convirtieron en experiencias tan horribles que comencé a ver la muerte como una solución en lugar de un final.

Esa noche salí de mi trabajo alrededor de las nueve cuarenta, que es un poco más tarde de lo habitual, debido a que tenía que hacer horas extra para poder pagar todos los gastos que se tienen que hacer. Para cuando llegué a mi casa el cielo ya estaba completamente oscuro, estaba tan cansado por el trabajo que no me tome la molestia de preparar una cena, simplemente comí algo de pan y un vaso de leche y fui a dormir. Los sueños que tuve esa noche nunca los olvidare, a pesar de que me encontraba en lugares que me parecían familiares hubo ciertos detalles que marcaron el inicio de un horror indescriptible que se volvían cada vez más grotesco y mórbido. Era un horror que hasta el día de hoy me persigue mientras duermo e incluso en las noches de otoño cuando miro al cielo para ver las estrellas se presenta ante mí y me doy cuenta que no son solo pesadillas sino un mal siempre presente que por alguna razón me escogió a mí.

Lo primero que soñé era que me encontraba entre vapores pútridos, navegando en uno de aquellos templos que frecuento en mis sueños. Veía los murales y jeroglíficos y deambulaba sin rumbo. En determinado momento encontré una escalera que llevaba hacia abajo y era tan oscura que no logre observar el final. Bajé por la escalera la cual era bastante larga y aunque yo me encontraba en forma de energía la oscuridad era tan densa que por primera vez sentí que me sofocaba. Pero seguí descendiendo. Al cabo de algunos minutos en lo que parecía una escalera interminable me pareció ver una especie de fosforescencia que era progresivamente más brillante conforme iba bajando. No recuerdo cuanto tiempo estuve en aquella escalera, y francamente no creo que en aquellos lugares el tiempo se pueda medir, pero fue tan largo aquel recorrido que los segundos parecían minutos y los minutos parecían horas, pero al cabo de un largo descenso llegué a un lugar que solamente en sueños puede existir. Al final de aquella obscura escalera estaba una habitación, pero no era una habitación cualquiera. Esa habitación no tenía techo ni paredes, miré hacia arriba y a los lados e incluso hacia atrás y lo único que podía ver era el cielo nocturno, pero no era un cielo que yo conociere porque no logré encontrar ninguna constelación conocida, y más importante que eso, en lugar de una luna había tres, las cuales tenían un tono rojizo. Cuando miré hacia atrás ya no estaba la escalera por la cual descendí, solo mire el horizonte que era nada más que un desierto con algunas montañas a lo lejos. Fue entonces cuando por primera vez en mis sueños me encontraba en lo que obviamente era otro planeta. Caminé en dirección hacia las montañas al horizonte. Conforme me iba acercando me parecía que había alguna especie de ciudad en medio de las montañas más altas. Cuando llegue allí me di cuenta que no era una ciudad sino un conjunto de estatuas gigantescas de seres que no me gustaría describir. Y en medio de las estatuas estaba una especie de arco o portal. Me acerqué a dicho portal y allí encontré por primera vez en mis sueños a una entidad similar a mí. Se encontraba en forma de energía y por alguna razón tuve el presentimiento que era infinitamente antigua. Aquella entidad mi observó y me llamó pero no con palabras. Se comunicó conmigo por medio de energía, que era alguna especie de resonancia o vibración. No tengo idea como pensaba aquella entidad pero cuando me habló yo le comprendí. Me dijo que ese lugar en el que estábamos era el lugar en donde aquella creatura había vivido y que aquellas estatuas eran lo único que quedaban para recordar lo que alguna vez había sido su especie. Me contó que en algún momento su especie había sido una civilización brillante y que aquel planeta estaba lleno de vida y había ciudades colosales con torres que llegaban hasta el cielo y castillos incomparables con cualquier creación hecha por el hombre. También me dijo que fue cuando aquella civilización estaba en su apogeo que el mal cayó sobre ellos. Este fue su mensaje:

“Recuerdo que era un día normal, nuestra vida transcurría como siempre cuando algo nos llamo la atención. Todos miramos al cielo pero no vimos las estrellas porque ya no estaban, miramos nuestras lunas y ya no eran rojas sino obscuras. Entonces ellos llegaron. Intentamos comunicarnos con ellos pero no escucharon, intentamos negociar pero nos ignoraron. Ellos solo vinieron a destruir. Tratamos de combatirlos pero nuestras armas no sirvieron, pues ellos solo están hechos de obscuridad y vacio. Arrasaron con todo lo que nosotros habíamos construido y nos aniquilaron. Cuando terminaron simplemente se fueron, lo único que dejaron son aquellas estatuas. Las dejaron intactas para guardarlas como recuerdo para nosotros y para todos aquellos que tengan la infinita mala suerte de cruzarse en su camino. Fueron los antiguos, que miran con envidia el florecimiento de la vida y quieren conservar el firmamento como el simple vacío cósmico que era cuando ellos aparecieron.”

Entonces aquella creatura se esfumo simplemente, yo estuve ahí solo unos momentos hasta que desperté.

Eran los cinco treinta de la madrugada y todo seguía obscuro. Aunque había dormido lo suficiente me sentía bastante cansado, no física sino mentalmente. Había tenido sueños extravagantes en mi vida pero nunca nada similar a aquello. Ese día intenté realizar mis labores diarias en el trabajo pero siempre estuve distraído por estar pensando en aquel bizarro acontecimiento del sueño. Transcurrieron un par de noches en las que no soñé nada, pero fue a la tercera noche que soñé que me encontraba en aquel planeta extraño, solo que esta vez no estaba aquel ser de energía que había visto anteriormente. Simplemente  me encontraba vagando por aquellos paramos de desierto desolado persiguiendo el horizonte. Por alguna razón sentía una profunda depresión al mirar al cielo, aquella depresión se convertía en suspenso o a veces miedo cuando me parecía ver sombras que se movían en los espacios oscuros que hay entre las estrellas. Ocasionalmente me parecía escuchar gritos de dolor a lo lejos, pero se escuchaban tan distantes que me preguntaba si serian producto de mi imaginación o demencia. Ese sueño comenzó a ser más frecuente. Pero el terror comenzó a partir de que me parecía  ver aquellas sombras entre las estrellas incluso cuando estaba despierto, y conforme fue pasando el tiempo aquellas alucinaciones se hacían más frecuentes al grado que dejé de hacer horas extras en el trabajo porque me provocaba terror observar el cielo durante la noche. Yo no podía pagar todas mis cuentas sin el dinero que obtenía de las horas extras, así que decidí buscar ayuda profesional para ayudarme a controlar o de ser posible desaparecer aquellas alucinaciones. Fue entonces cuando fui con un psicólogo. Asistí a varias sesiones de terapia pero la situación no parecía mejorar en nada. Después busque ayuda en un psiquiatra que me dijo que mi problema podría ser principios de esquizofrenia o que podría ser simplemente un trastorno del sueño, para lo cual me recetó medicamento. De esta manera descubrí que tomar pastillas para prolongar el sueño fue un grave error. No solo tenía los mismos sueños extraños sino que al durar más tiempo dormido comenzaba a desesperarme porque se sentía como algún tipo horrible de claustrofobia en el cual me encontraba atrapado en mis sueños en aquel lugar demencial.
Todo esto mas allá de ayudarme me perjudicaba, mi “esquizofrenia” era cada vez más grave, me era imposible estar de noche en un logar abierto sin tener un ataque de pánico o estrés. Si antes de que comenzara todo esto tenía pocos amigos y un salario modesto, ahora tengo casi nula interacción con otras personas y sin las horas extras apenas me alcanza para comer. Y como si todo esto no fuera suficiente, los problemas comienzan a afectar mi salud física y ya casi por completo acaban con mi salud mental.
Incluso con la poca interacción que tenía con el mundo exterior algunos de mis familiares se dieron cuenta de este problema y decidieron que lo mejor para mí sería internarme en una institución mental. Así fue como termine en el lugar que estoy ahora. Eh decidido escribir mi historia como testimonio de mi última acción realizada con cordura y razón y porque hoy se cumple un año de la noche que tuve aquel sueño. En esta habitación de la institución mental solo hay dos cosas que hacer, pensar y mirar por la ventana. Debido a mi trastorno mental hago todo lo posible para evitar pensar y me limito a mirar por la ventana. Y hoy, en esta fría noche de octubre a un año de aquella maldita noche, observo por la ventana al cielo de la noche.

Quiero ver las estrellas pero no las veo, porque no están ahí. Quiero ver la luna pero esta obscura. Y ellos vendrán.

Siempre me a parecido interesante el hecho que existan preguntas que nunca podremos responder. Y creo que es precisamente la falta de una respuesta lo que nos provoca temor desde tiempos inmemorables. Una de estas preguntas es: ¿Qué hay después de la muerte? Es natural sentir miedo cuando uno está consciente de la muerte. Pero ese no es mi caso. No le temo a la muerte porque para mí la muerte no es una pregunta sino una solución final.
Esta historia es mi tributo a Lovecraft. A pesar de intentar encajar en el universo de Lovecraft no hace referencia a ninguna historia en especifico.
© 2013 - 2024 CarlosAguilera
Comments0
Join the community to add your comment. Already a deviant? Log In